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noviembre 2013 | 02
Publicación sobre arte, diseño y educación
ISSN 2255-4564
Écrire l’espace, de Pierre Faucheux
Pedro Marques

Una vez más, el baúl mágico de ebay me permite acceder a un libro, por lo demás difícil de encontrar y a precios muy altos. Gracias a un vendedor belga que pensaba que “les livres doivent vivre et circuler”, pude superar su reticencia inicial de vender fuera del ámbito franco-belga y recibir un ejemplar de este libro tan extraño y fascinante.

Pierre Faucheux

Faucheux (1924-1999) vivió y se hizo grafista (mucho antes de la adopción internacional del término inglés designer) en el umbral entre dos mundos. La Segunda Guerra Mundial arrasó la tierra del grafismo frances y lo obligó a una apertura a las inevitables influencias americanas y a nuevas formas de crear y comercializar algo tan tradicional como el libro. En ese momento de “tabula rasa” de la posguerra, con una mezcla de rigor normativo de la tipografía tradicional de impulso intuitivo, Faucheux , heredero de las tradiciones tipográficas francesas (su formación era, de hecho, la de un tipógrafo), resultó ser el hombre adecuado en el momento justo, en respuesta a la demanda de un “nuevo” tipo de libro. Cuando los clubes de lectura aparecen a finales de los años cuarenta (primero, el Club Français du Livre, más tarde, el Club des Libraires de France), de sus manos comienzan a surgir las maquetas de sucesivos títulos (más de 500 a lo largo de los años según él mismo). A pesar de contar con ayudantes (uno de los cuales, Robert Massin, igualará más adelante al “maestro”), es Faucheux quien toma todas las decisiones sobre el diseño y acabado de los libros, a menudo utilizando materiales de última generación y nuevas técnicas y máquinas: recorriendo personalmente todo el circuito de la impresión al servicio de la producción de los clubes de lectura, de hecho, es el impulsor de una nueva forma de diseño y producción de libros para la década siguiente. Esta (y la mayor parte de la década de los sesenta) han sido aún su punto culminante, en la revolución continua de libros de bolsillo, con muchas de sus portadas para la colección Livres de Poche en los años siguientes (y su diseño de retícula para la colección Points de Seuil en años setenta). Faucheux cuenta un episodio en el que, en conversación con Henri Filippachi, el editor de la colección Livres de Poche, hablan de las cubiertas:

Au cours de l’entretien, il avait eu le malheur (le bonheur?) de me dire avec son bel accent corse: “Vous comprenez, une couverture de livre, c’est comme un paquet de nouilles…” Il ne me revit jamais. (p. 147) (Fillipachi murió en 1961).

Esta intransigencia no es, afortunadamente, la norma en Faucheux. Después de todo, él fue quien rompió el esquema tradicional de las primeras páginas del libro al introducir secuencias rítmicas de varios pliegos consecutivos en que la tipografía asumía toda su belleza y preparaba para entrar en el texto (como puede verse en Les Chants de Maldoror, en la edición de CFL de 1949, uno de sus trabajos más conocidos); el hombre que usaba libremente garabatos infantiles y una tipografía de alto contraste del siglo XIX para la edición de Tom Sawyer , el hombre a quien Raymond Queneau confió la ilustración tipográfica de sus “Exercices de Style”. La norma en Faucheux, si podemos usar la forma y el contenido de este libro como prueba, fue la de la innovación formal sin límites, casi lúdica, sobre una rigurosa retícula mental compuesta por su pasión por las proporciones matemáticas y por la arquitectura (otra de sus innovaciones fue el diseño de stands y exposiciones temáticas de literatura en los años cincuenta).

El libro (cuyo título se traduce como “Escritura del espacio”), publicado más de treinta años después de aquellas primeras aventuras profesionales, es una mezcla inclasificable de la autobiografía, manual de preceptos normativos, ensayo sobre arquitectura, la reflexión estética en un estilo a veces coloquial, otras a modo de soliloquio ahora y, a pesar de las limitaciones del negro (el único color del libro), una suerte de portfolio. Hay una clara tendencia a la libertad compositiva que permitía el sistema de fotocomposición, y en ciertas páginas Faucheux parece audazmente dispuesto a subvertir las mismas reglas por las que se guió durante más de dos décadas: articulado con las imágenes en permanente tensión diagonal con la retícula ortogonal, el texto alineado a la izquierda y, en lugar de un cuerpo continuo y fluido, se caracteriza por una serie de segmentos discursivos, que la fotocomposición permitía sacar de la retícula para ser dispuestos libremente. Un eco de su intensa relación con los surrealistas (habiendo trabajado en el montaje de dos exposiciones en cercana colaboración con André Breton), esta disposición es también la metáfora perfecta, dentro de las fronteras del libro, de la mesa de trabajo del grafista, ese escenario en el que los elementos están dispuestos y chocan en tensión, para llegar a la síntesis final: el diseño es, por lo tanto, y al mismo tiempo, una ventana y un espejo del proceso de creación tipográfica.

 

Pierre Faucheux

 

El estilo de Faucheux, como la imagen de la temática del libro, es algo errático, pero en los capítulos en los que procura una síntesis sobre el proceso del diseño editorial, lo logra de una manera completamente objetiva. No se encuentra aquí el rigor explicativo y la profundidad de un Tschichold en materia de “buen uso” de la tipografía, pero la confluencia de conocimientos y energía vital del propio Faucheux, hacen de este texto un emocionante (y poco común) complemento a ese tronco más canónico del ensayo del diseño gráfico.

 

Pedro Piedade MarquesPedro Marques
montag by de covers / rescate do fogo
Pedro Piedade Marques es un diseñador gráfico y editor portugués de larga trayectoria, interesado en la génesis del diseño gráfico y en los métodos de trabajo de los diseñadores más relevantes. Su trabajo como portadista y diseñador editorial puede verse en el portfolio de su sitio web.

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